jueves, 14 de octubre de 2010

EL PROFESOR COMO DINAMIZADOR DEL GRUPO CLASE.

Una concepción constructivista del aprendizaje escolar que sitúa la actividad mental constructivista del alumno en la base de los procesos de desarrollo personal que trata de promover la educación escolar, cambia sustancialmente el papel del profesor en el proceso e a, exigiendo de éste la creación de las condiciones adecuadas para que los esquemas de conocimientos que construye el alumno en el transcurso de sus experiencias sean los más correctos y ricos posibles. El profesor, dentro de esta concepción, no puede renunciar a planificar cuidadosamente el proceso de e a, ni a plantearse y responder con la mayor precisión posible a las preguntas tradicionales del currículum: qué enseñar, cuándo enseñar, cómo enseñar y qué, cómo y cuándo evaluar. Estas cuestiones adquieren una dimensión distinta cuando se abordan desde una perspectiva constructivista de la intervención psicopedagógica.
El rol del profesor es bien diferente en una metodología tradicional y en una activa o constructivista, y en consecuencia, también lo es el de los alumnos. El papel del profesor será el de facilitador y dinamizador del aprendizaje más que el de un transmisor de conocimientos; que aprenda con sus alumnos y no que, simplemente, dirija y controle; que sea creativo y busque soluciones nuevas más que un mero ejecutor de prescripciones elaboradas por otros; que favorezca la interacción entre los alumnos, que tenga en cuenta los intereses de los mismos y los amplíe. El profesor tiene que ser consciente de que no es el único que enseña. Los alumnos aprenden unos de otros, del ambiente, de la TV... El verdadero protagonista del aprendizaje será el niño, y el papel del maestro consistirá en dinamizar y facilitar que los esquemas de conocimiento que el alumno construye, evolucione en una dirección determinada, que vendrá indicada por las intenciones educativas.
La tarea del profesor ha de ser la de guiar al alumno tratando de crear situaciones y estímulos precisos para que se produzca el aprendizaje. El profesor como dinamizador del aprendizaje generará situaciones estructuradas que conduzcan al alumno, de una manera relativamente acelerada, al descubrimiento y autoconstrucción del aprendizaje. El profesor se transformará en un facilitador del aprendizaje, en un diseñador de situaciones que conduzcan al alumno al descubrimiento. Los mejores aprendizajes tienen lugar cuando los alumnos adquieren un concepto y dominan un procedimiento que los conduce a una respuesta correcta como resultado de un compromiso activo en el proceso de enseñana/aprendizaje.
El profesor procurará diseñar situaciones de aprendizaje que eliciten los mecanismos de interacción social, de cooperación entre los alumnos, para el aprendizaje y resolución de situaciones problemáticas. Los intercambios que se generan contribuyen a una mejor comprensión de las nociones, procedimientos o actitudes que se pretenden conseguir. Se debe pues, estimular el intercambio de ideas entre los alumnos. El desacuerdo con otros compañeros (conflicto cognitivo) puede llevar a reestructurar, a reconsiderar los propios planteamientos, las propias soluciones. La confrontación facilita el aprendizaje comprensivo. El profesor como dinamizador del aprendizaje tratará de generar un ambiente psicosocial y una disposición material de la clase que, mediante diversos agrupamientos y/o disposiciones grupales, estimulen la creatividad y autonomía de los alumnos, así como el cultivo de un espíritu de colaboración y solidaridad científica que exige una sociedad altamente tecnificada y democrática, donde la investigación y trabajo en grupo es absolutamente imprescindible.
Como tipo de actuaciones que pueden definir el nuevo estilo de enseñanza del profesor como dinamizador del aprendizaje en el aula enumeraremos las siguientes:
  • Una distribución flexible del tiempo en torno a los objetivos trazados, con equilibrio del tiempo dedicado a las tareas de grupos y a las individuales. Las primeras orientadas al aprendizaje de la cooperación y las segundas al progreso en el propio control y en la autonomía en el aprendizaje.
  • Una distribución del espacio que permita el intercambio fluido de información, la discusión y la elaboración de síntesis en el trabajo colectivo.
  • La previsión de espacios o la organización del espacio disponible para diversos fines (de trabajo individual en silencio, de intercambio, de descanso, lúdicos, de actividad motora, de audición musical, de investigación, de archivo, etc.).
  • Una distribución de alumnos en grupo para el aprendizaje que permita la ayuda mutua y la creciente regulación de la participación por partes de los propios miembros del grupo, evitando utilizar como criterio de agrupación la desigualdad de nivel académico.
Entre las acciones que el profesor puede realizar dentro de un nuevo estilo de enseñanza recogemos las sugerencias ofrecidas por Gómez Alemany en Cuadernos de Pedagogía, 183:
  • Una distribución flexible del tiempo en torno a los objetivos lanzados, con objetivos de tiempo dedicado a las tareas de grupo y a las individuales. Las primeras orientadas al aprendizaje de la cooperación y las segundas al progreso en el propio control y en la autonomía en el aprendizaje.
  • La puesta en relación y la memorización de datos y conceptos, la reflexión personal, la preparación de un trabajo en la fase individual de recogida de datos, la preparación de una explicación oral a los compañeros, la autocorrección, etc.
  • Una tendencia a disminuir los intercambios asimétricos maestro grupo de alumnos, con aumento de intercambio colectivo en el que los alumnos participan para comunicarse cosas entre ellos, al resto del grupo y al maestro. Con tendencia al aumento de situaciones en que es posible el contacto maestro alumno con el fin de ajustar la ayuda pedagógica y de conseguir un intercambio más profundo.
  • La incitación constante a interrelacionar más a fondo los conocimientos, a ir más a fondo del problema, a sacar conclusiones con la demanda de que los alumnos expliquen el proceso de trabajo que están siguiendo, los resultados que han conseguido, las hipótesis confirmadas en la práctica; realicen resúmenes y comentarios de las lecturas, etc.
  • La invitación constante a relacionar los conocimientos y tareas escolares con informaciones, hechos y situaciones externas a la escuela (se pueden utilizar para ello métodos de trabajo de indagación de la realidad como las entrevistas, visitas a centros diversos, etc.).
  • La formulación de cuestiones, el planteamiento de situaciones problema que puedan afianzar intereses de los alumnos o abrirles el camino a posibilidades nuevas conduciéndoles a que ellos mismos se formulen interrogantes.
  • El fomento de aportaciones diferentes y de debates en clase que pueden estar centrados en la interpretación de interpretaciones de un hecho observado o de la realidad más lejana, en valoraciones de un hecho ocurrido, en ideas para resolver un problema o para entender un trabajo, en propuestas de acción, en el comentario de una obra artística realizada, etc.
  • Ofrecer sugerencias, proporcionando modelos alternativos, señalando problemas y posibles soluciones, valorando positivamente el trabajo realizado sin suplantar la iniciativa y la decisión responsable de los alumnos, teniendo en cuenta que existen todavía muchas tareas a las que no pueden enfrentarse solos en estas edades.
  • Proporciona aclaraciones, explicaciones complementarias, demostraciones, ejemplos y aplicaciones de conocimientos concretos.
  • La valoración de las aportaciones de cada alumno en relación con los objetivos propuestos, el comentario acerca de sus progresos que les impulse a seguir adelante, la invitación al comentario de trabajo realizado.
  • La exigencia al alumno de niveles superiores de actividad de acuerdo con sus posibilidades, evitando la rutina y el estancamiento en la que ya se conoce y se domina (es decir, en el nivel de desarrollo efectivo perdiendo de vista el nivel de desarrollo potencial).
Constituyen ejemplos de este tipo de intervención pedagógica el siguiente tipo de actuaciones concretas:
  • Plantear problemas.
  • Explicitar las metas que se van a conseguir, los aspectos que se deben mejorar.
  • Señalar los pasos de un proceso.
  • Precisar un concepto, señalar relaciones.
  • Proporcionar información para poder interpretar o para resolver situaciones o problemas.
  • Resolver dudas.
  • Recordar fórmulas, reglas, leyes, para poder aplicarlas.
  • Observar atentamente el proceso seguido por los alumnos.
  • Animar, reconfortar en el esfuerzo, valorar la actuación.
  • Señalar errores.
  • Abrir nuevos caminos.
  • Mostrar procedimientos, ofrecer pautas.
  • Señalar la inadecuación de una actitud.
  • Mostrar una actitud positiva.
  • Rebatir ideas, argumentar.
  • Hacer tomar conciencia al alumno del punto en que se encuentra del proceso de aprendizaje, señalar los problemas a los que ha de enfrentarse y los recursos de que dispone, etc.
  • Analizar producciones de diverso tipo.

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