jueves, 14 de octubre de 2010

INTRODUCCIÓN

La LOGSE ha establecido las líneas generales de la ordenación y las finalidades de las distintas etapas educativas, entre ellas, el Bachillerato. Las características básicas del nuevo Bachillerato, fijadas en los artículos 25 al 29 de la LOGSE, son las siguientes:
  • Dura 2 años y lo cursan los alumnos a partir de los 16.
  • Se accede con el Título de Graduado en Educación Secundaria.
  • Sus finalidades fijadas en la Ley son: proporcionar a los alumnos una madurez intelectual humana, conocimientos y habilidades para desempeñar funciones sociales con responsabilidad y competencia, y darles una preparación que le permita acceder a la Formación Profesional de grado superior y estudios universitarios, así como a estudios superiores de las enseñanzas artísticas.
  • Se organiza en modalidades. La Ley fija cuatro y deja abierta la posibilidad de que el Gobierno, de acuerdo con las Comunidades Autónomas, pueda modificarlas o crear otras.
  • Se desarrolla en materias comunes, expresamente fijadas en la Ley, materias específicas de modalidad y materias optativas, cuyo contenido y denominación, en cambio, no son establecidas en la Ley.
  • Además de cumplir por sí mismo una función educativa, en relación con las capacidades citadas en el art. 26, tiene valor preparatorio para encaminar a los alumnos hacia estudios posteriores, universitarios o profesionales.
Tradicionalmente, el Bachillerato ha sido concebido como un período educativo de preparación para la Enseñanza Superior. Cuando, además, los estudios universitarios eran cursados únicamente por una minoría privilegiada de la población, el propio Bachillerato era una opción restringida y homogénea. En los últimos años, sin embargo, el Bachillerato en España, como en otros países, ha dejado de ser minoritario y elitista. Cada vez son más jóvenes que lo cursan. El incremento creciente de las tasas de escolarización señala que el Bachillerato ha dejado ya de ser una vía educativa para minorías. Por ello, es necesario replantear el sentido del Bachillerato en nuestra sociedad como opción educativa para una mayoría de la población de acuerdo con la tendencia descrita. Es preciso programar los contenidos del Bachillerato para la gran mayoría de los jóvenes, y es necesario desarrollar medidas de política educativa para mejorar, no sólo la tasa del éxito, sino el nivel de aprendizaje de los alumnos que lo van a cursar. Los sistemas educativos de nuestro entorno presentan un rasgo común: una insatisfacción generalizada con respecto a sus modelos de Bachillerato. En todos ellos se pretende que este nivel postsecundario sea, a la vez, especializado y general: que ofrezca opciones, pero sin los costes que implica el hecho de elegir. Allí donde predominan modelos diversos se tiende a la integración; por el contrario, donde predominan los integrados se exige mayor rigor y especialización. En el Proyecto para la Reforma de la Enseñanza se afirma que en la mayor parte de los países de nuestro entorno cultural los límites de la enseñanza comprensiva se establecen en torno a los 15/16 años. En esa edad las diferentes motivaciones, aptitudes e intereses entre los estudiantes, así como su madurez para optar por alternativas definidas de realización social y personal aconsejan una neta diferenciación de ramas en la ES.
En ella, el Bachillerato tiene una sustantividad propia y un carácter bien definido por varias razones:
  • Su carácter no obligatorio, que la diferencia de la primera etapa de la Enseñanza Secundaria.
  • El énfasis en la función preparatoria para la Educación Técnico profesional o universitaria, aunque sin perder de vista que el Bachillerato debe tener también un carácter terminal.
  • El ofrecimiento de posibilidades más amplias de elección, en consonancia con una mayor diversidad de intereses y aptitudes de los estudiantes de 15/16/18 años, y también por su mayor cercanía al mundo profesional y laboral, que exige preparaciones diversas.
  • La definición de la disciplina, y ya no del área, como unidad curricular, lo que implica también una mayor diferenciación de profesores claramente especializados.
2. OBJETIVOS
El artículo 26 LOGSE, expone las capacidades que el Bachillerato ha de contribuir a desarrollar en los alumnos:
  1. Dominar la lengua castellana y la oficial de la propia CA.
  2. Expresarse con fluidez y corrección en una lengua extranjera.
  3. Analizar y valorar críticamente las realidades del mundo contemporáneo y los antecedentes y factores que influyen en él.
  4. Comprender los elementos fundamentales de la investigación y del método científico.
  5. Consolidar una madurez personal, social y moral que les permita actuar de forma responsable y autónoma.
  6. Participar de forma solidaria en el desarrollo y mejora de su entorno social.
  7. Dominar los conocimientos científicos y tecnológicos fundamentales y las habilidades básicas propias de la Modalidad escogida.
  8. Desarrollar la sensibilidad artística y literaria como fuente de información y enriquecimiento cultural.
  9. Utilizar la educación física y el deporte para favorecer el desarrollo personal.
Del contenido del art. 26 se desprende que hay en el Bachillerato tres grandes finalidades:
  • Formación general, de objetivos educativos propios e intrínsecos del Bachillerato, con valor en sí y por sí mismos. Esta finalidad podría llevar a hablar de la función “terminal” del Bachillerato, puesto que con él pueden concluir los estudios de un alumno. Posee una finalidad educativa general (se habla de él en singular aunque tenga diferentes modalidades, y además, se otorga un título único).
  • Propedéutica o preparatoria, con una educación más especializada y que pone los fundamentos de estudios posteriores. El principio de unidad del Bachillerato parece estar equilibrado y supeditado a un principio de diversidad y especialización que se relaciona de manera más estrecha aunque no exclusiva, con la finalidad propedéutica o de preparación en un campo determinado de los saberes, de la cultura y de la profesionalización. Esta finalidad, donde el Bachillerato aparece como tramo intermedio y de enlace entre la educación obligatoria y los estudios superiores, se consigue con el establecimiento de las distintas modalidades y materias estrictamente optativas.
    • La FP de Base constituye un aspecto especialmente importante de la finalidad propedéutica y orientadora. Esta es el conjunto de conocimientos, aptitudes y capacidades básicas relativas a un número amplio de profesiones. Se trata de contenidos formativos que constituyen la base científico tecnológica y las destrezas comunes que son necesarias como fundamento y soporte de un conjunto de técnicas o campos profesionales. Con la FP de Base se realiza la integración de dos vías educativas tradicionalmente separadas en nuestro país en la Enseñanza Media: la formación académica y la formación profesional, dando lugar a un tronco general común que sirve de soporte de las salidas profesionales inmediatas (FP Superior) o de posteriores estudios universitarios.
  • Orientadora, relacionada con la finalidad propedéutica, configuradora de un itinerario educativo personal del alumno que se prolongará en estudios formativos superiores. Esta finalidad ha de materializarse en algo más que en una información sobre itinerarios y salidas.
    • Ha de estar presente y concretarse en la estructura misma del currículo y de la ordenación académica; tiene que manifestarse en esa ordenación y estructura, de modo que el alumno encuentre en la oferta de materias y actividades los elementos que le permitan tantear las características y exigencias de las salidas alternativas que se le ofrecen en los estudios superiores. Este criterio lleva a la conveniencia de que exista una correspondencia entre la modalidad del Bachillerato y las vías o itinerarios básicos de la diversidad que permite ya el segundo ciclo de la ESO. La orientación conlleva cierta exigencia de reversibilidad. La insistencia en los aspectos propedéuticos especializados y orientadores, no anula la finalidad de formación básica, ni tampoco las características de unidad del Bachillerato. La finalidad formativa no se resiente con un Bachillerato diversificado, especializado y orientador. No debe identificarse en exclusiva la finalidad formativa con las materias comunes, generales e instrumentales. Las materias o actividades de especialización no sólo desarrollan capacidades generales sino que constituyen la vía más adecuada. Una formación especializada y correctamente orientada será capaz de lograr buenos resultados en relación con objetivos y capacidades generales, en la medida en que los resultados son transferibles a cualquier otro campo de conocimiento o práctica.

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